Unas fiestas distintas

El 20 de diciembre volví a los Estados Unidos para pasar las fiestas con mi familia y mis amigos. El viaje me trajo de un mundo a otra muy distinta. Durante esta temporada del año, las diferencias entre los dos mundos están claras. La manera en que las sociedades celebran la navidad es muy distinta en ambos países. Al llegar en los Estados Unidos, inmediatamente me enfrenté con la realidad que aquí la navidad lleva un sentido muy comercial. Inicialmente me gustaba ver todos los anuncios navideños y oír los villancicos en cada tienda y centro comercial. Sin embargo, al final me di cuenta de que todo el comercialismo resta parte del valor verdadero de la navidad. Creo que muchas veces los estadounidenses se olvidan de la razón por la cual celebramos el día; el nacimiento de Jesús Cristo. Por toda la ocupación de Santa Claus, regalos y compras, se pierde el espíritu de la fiesta. Por otro lado, a mí las fiestas navideñas de España parecen mantener mucho de esta importancia. Por la costumbre de intercambiar regalos en el 6 de enero, el 25 se queda un día para pasar con familia sin distracciones comerciales. También, los españoles reservan el día 6 para celebrar de nuevo el nacimiento. La costumbre de regalar cosas a familiares tiene más sentido durante este día según la tradición de los reyes magos y sus regalos al niño Cristo.

No estoy diciendo que no estoy de acuerdo con las costumbres de mi sociedad. Tampoco estoy enamorado de las tradiciones de España. No obstante, si pudiéramos mezclar las costumbres de las dos sociedades (las celebraciones del 25 sin pérdida del valor verdadero), ¡tendríamos una fiesta perfecta!

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