Cuando alguien me pregunta sobre mi día
festivo favorito, respondo que prefiero, más que nada, el Día de Acción de
Gracias. La respuesta que doy suele
invitar la pregunta “¿y por qué no dices la Navidad?” Parece que soy la única
americana que no opta por decir que la Navidad es absolutamente, sin duda,
ciertamente el mejor día del año.
Estoy convencida de que se puede
describir el Día de Acción de Gracias como la Navidad – hay un paralelismo
obvio entre los dos días, los cuales se pasa con la familia comiendo,
participando en unas tradiciones y, sobre todo, disfrutando el tiempo juntos – solo
sin el sobreconsumo navideño, el cual, en mi opinión, eclipsa el sentido
verdadero del festivo. El aspecto
religioso y el enfoque de la familia independiente del intercambio de regalos están
perdidos en medio del reino de la industria comercial navideña, una industria
ya de tantos billones de dólares y creciendo cada año. Cuando el enfoque total está en los regalos,
hay demasiada expectación y ciertamente hay la desilusión, un sentimiento que
no se debe sentir en un día tan jubiloso.
Aún más, la necesidad incesante de comprar más y más puede causar la
angustia financiera, en particular en esta economía deprimida en que
vivimos. Todavía más, la búsqueda para
el regalo perfecto se ha convertido en una práctica violente en la actualidad;
cada invierno sale las noticias de unas personas dañadas o aún matadas en una
desbandada hacia la puerta de una tienda o en una escaramuza para obtener el
último artículo que hay. ¿Dónde está el espíritu de la Navidad en este
costumbre tan superficial y progresivamente destructivo?
Soy de una familia que mantiene, a pesar
de la evolución de la Navidad americana (y también mundial) a un festivo casi
completamente secular y comercial, el elemento religioso del día y de la
estación entera. Dicho de otra manera,
aseguramos que la razón por la que celebramos la Navidad no está eclipsada por
el consumismo. No rechazamos la noción
de los regalos como una expresión del amor que compartimos como una familia; por
el contrario, se los damos y nos encanta el tiempo que pasamos abriéndolos. Lo bueno es que no nos centramos solo en los
regalos, sino que asistimos a la misa y glorificamos la adición integral a la
Sagrada Familia – Jesucristo – que la Navidad verdaderamente celebra, ofrecemos
voluntariamente nuestro tiempo para servir unas comidas en un refugio para la
personas sin hogar en mi ciudad y demos gracias a Dios que estamos juntos, de
buena salud y contentos.
A modo de conclusión, estoy agradecida
que me he crecido en una familia que valora el sentido de la Navidad; he
aprendido la tradición del festivo de dos padres y un hermano que tienen unas
prioridades que reflejan la Navidad que no es un día superficial sino que
sagrado. A pesar de todo, sin embargo, continúo prefiriendo, en vez de la
Navidad, el Día de Acción de Gracias, un festivo que tiene los elementos
integrales de la Navidad que me encantan y que es un día completamente sin
estrés y el sobreconsumo social.
Comentarios
You know a whole lot its almost hard to argue with you (not that I really would want to…HaHa).
You definitely put a fresh spin on a subject that has been written
about for ages. Wonderful stuff, just wonderful!
Here is my web-site ... oakley サングラス