Cuando llegué a España en Agosto
del año pasado, realicé el primer paso en un viaje de descubrimiento personal y
desarrollo individual que llevaba anticipando desde que era niño. Ya que nací
en Madrid pero nunca tuve la ocasión de vivir en España por más de dos meses a
la vez, asimilé gran parte de la lengua oyendo a mi madre hablar en español cuando
era niño, pero nunca asimilé la cultura. No sorprendentemente, los primeros choques que
experimenté al comienzo de este viaje íntimo y personal eran choques de
cultura.
Para
empezar, de pasar los veranos de mi niñez con mi abuela en Madrid ya estaba
acostumbrado a la forma eficiente de vivir en pisos, a la cocina rica y
diversa, a los coches pequeños y europeos, y a los acentos variados de las
distintas partes de España. Por lo tanto, no me encontré sorprendido al llegar
de mi casa en Estados Unidos a mi habitación estrecha y densamente amueblada. Tampoco
noté diferencia en cuanto a la gastronomía, ya que mi madre nos prepara con
regularidad platos españoles. Así que, en cuanto a las cosas cotidianas de España, es decir, la comida y el aspecto
físico, no me hallé desconcertado al verlas. No obstante, me quedé impresionado
por las diferencias culturales e actitudinales españolas de las de mi cultura
estadounidense y anglosajona. El ejemplo más destacado fue, sin duda, el ritmo
de la vida tan radicalmente distinto al que yo estaba acostumbrado. En
contraste al ritmo estadounidense, caracterizado por el día de trabajo que
empieza a las 8.00 y termina a las 5.00 y el horario prolongado de las tiendas,
me resultó difícil e intempestivo no poder hacer compras ni recargar mi tarjeta
de autobús durante mi descanso de medio día. A pesar de esto, no bebí del
estereotipo común de la pereza española para explicarlo, por lo contrario, le
pregunté a mi madre de acogida que me lo explicara.
Para
terminar, reconozco el hecho de que mi estancia en España me ha enseñado mucho
sobre mi segunda cultura, ¡prioritariamente que ser nacido en España no equivale
a ser español! Para ser español, uno tiene que sumergirse en el país y durante
muchos años ir recogiendo y recopilando
las pautas culturales y sociales de España.
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