En este
cuadro moderno, abstracto y cubista de Pablo Picasso podemos ver la grotesca y
afilada fragmentación de los cuerpos de los seres humanos, un torro y un caballo.
Los cuerpos están rotos y las partes de los cuerpos se estiran de una manera forzada y estrambótica para expresar una gran tragedia. Las figuras de los
humanos gritan hacia arriba con miradas llenas de sufrimiento, dolor y
exasperación, mientras que las de los animales se quedan mirando al vacío. Sin
embargo, el caballo abre la boca amplia, parece que su crin se mueve como si
acabara de asustarse. El pintor ha elegido los colores negro, blanco y
azul para convertir la pintura en una fotografía. En el primer plano, vemos el
color blanco y por el fondo el negro y azul. La luz clara, brillante y luminosa
que se sitúa en medio, arriba del lienzo, pone la luz, o el color blanco, en las
figuras debajo para que las veamos. A la izquierda, un personaje exclama la
agonía profusa mientras agarra un bebé blando, muerto y destruido en sus
manos. Seguimos a la derecha y, por el suelo, observamos con la mano izquierda
extendida y la mano derecha agarra firmemente una espada rota, otro personaje
cuyos ojos se fijan arriba. Más a la derecha, hay tres personajes más: uno mira
directamente a la bombilla como si pidiera ayuda a la luz,
otro sólo constituye una cabeza que se mueve hacia abajo con fluidez como una gota
de lluvia que cae del cielo y el último pone la cabeza detrás con extensión máxima y
levanta las manos y brazos. Todos los seres humanos chillan pero chillan en niveles diferentes de emoción: la que tiene el bebé en los brazos, el
que está en el suelo y el que tiene ambos brazos estirados hacia arriba, expresan una angustia fuerte con los alaridos. Por otro lado, los que están en el centro abren las bocas con
asombro, sorpresa e incredulidad. El toro se queda inmóvil. Su blanca y clara cara tiene una expresión de ambivalencia. El
resto de su cuerpo es negro: como el negro, u oscuro, destruye al blanco, o la
luz, el toro impone el sufrimiento a los blancos del cuadro, o los
personajes. Es más, el color negro implica destrucción y el color blanco implica lo
que ha sido destruido.
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