La Religión en España (REVISADO)

Desde mis primeros días en España, me ha llamado la atención la religión aquí porque mi fe es una gran parte de mi vida y quería aprender la manera española de ser un católico. Estaba confundido con lo que me esperaba, porque se dicen que España es un hervidero de ateos o el país más católico del mundo. De mi propia experiencia, yo diría que la religión en España todavía tiene mucha vitalidad e influencia y sobre todo se centra en el catolicismo. 

En primer lugar, el catolicismo fue la religión oficial del país durante muchos años, aún en los años sesenta bajo del régimen franquista. Este hecho es evidente porque nunca he visto en León u otra ciudad española una comunidad o edificio del culto que no es católico. De hecho, se puede salir de una iglesia y llegar a otra a menos de 200 metros. Por lo tanto, no solo es la única religión presente; es más, el catolicismo es ubicuo. Cada quince minutos, puedo oír las campanas de dos iglesias distintas de mi habitación. La vida de un español se choca con el catolicismo también en su trabajo, porque aun las que son fiestas menores católicas en los Estados Unidos son días festivos en España. 

Por otro lado, la religión en España tiene un gran aspecto público. La única vez que se ve un desfile religioso en los EE.UU. es en la zona inmigrante de la ciudad. En España, las manifestaciones religiosas son mucho más frecuentes, incluyen a todos y cambian el ritmo y apariencia de toda la ciudad. Un ejemplo que ya he visto es la fiesta de San Froilán en León. Los leoneses y también gente de otras zonas como Oviedo abandonan sus barrios y llenan a rebosar las calles estrechas del casco viejo para ver espectáculos como los carros engalanados y los bailarines con su vestido tradicional. Con esta multitud de animales, personas, música tradicional y arquitectura antigua, se siente como si se estuviera en la Edad Media durante ese fin de semana. Sin embargo, lo que es más importante en cuanto a las fiestas religiosas es que le dan a la religión alegría, vitalidad y comunidad, aspectos que, en mi opinión, a menudo faltan al catolicismo americano. 


En conclusión, a pesar de que hay más que puedo contar, mis experiencias con la religión en España han sido sumamente buenas y curiosas para un americano como yo. Estoy emocionado por descubrir todo lo que me queda antes de marcharme este junio.  

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